Cáritas Diocesana

Blog Al Encuentro • 06/03/23

Un viaje a la realidad de las rutas migratorias en origen

Pilar Muruve, de Cáritas Diocesana de Sevilla, David Vázquez, de Cáritas Diocesana de Barcelona y Raquel Carrión, de Cáritas Diocesana de Girona, comparten su experiencia en Senegal con el proyecto Pasarela

Blog Al Encuentro • 06/03/23
Un viaje a la realidad de las rutas migratorias en origen

Pilar Muruve, de Cáritas Diocesana de Sevilla, David Vázquez, de Cáritas Diocesana de Barcelona y Raquel Carrión, de Cáritas Diocesana de Girona, comparten su experiencia en Senegal con el proyecto Pasarela

Pilar Muruve, David Vázquez y Raquel Carrión

El proyecto Pasarela se inicia en 2019, en el marco del programa Erasmus +,  gracias a la implicación de diferentes entidades sociales europeas que trabajan con adolescentes y jóvenes migrantes no acompañados, con la finalidad de fortalecer y mejorar el acompañamiento social y educativo de estos chicos y chicas a partir del intercambio de conocimientos y experiencias de intervención.

Como su propio nombre indica, este proyecto busca crear puentes (pasarelas) entre países de origen (África del Oeste) y de destino (Europa). Las entidades participantes son Futur Au Présent Internacional (franco-senegalesa), la Fundación Auteuil de Francia, Per Esempio de Italia, la Asociación Jeunesse e Développement de Mali y Cáritas Española.

Esta red transnacional ha reunido a trabajadores y educadores sociales para compartir y generar el intercambio de buenas prácticas. Durante el proyecto, ha habido diversas reuniones de conocimiento, análisis, evaluación y puesta en común de experiencias concretas en torno a cuestiones vitales en el acompañamiento a los niños, niñas y jóvenes que viajan sin referentes adultos, pero sobre todo, ha sido a través de las inmersiones de los profesionales en origen y destino cuando se han podido conocer mejor los contextos de intervención y la realidad sobre el terreno.

Diferentes Cáritas Diocesanas (Barcelona, Girona, Murcia y Sevilla) con trayectoria y experiencia en el acompañamiento a jóvenes migrantes no acompañados se han implicado en el proyecto Pasarela. Además, durante el año 2022 las Cáritas de Sevilla y Murcia han acogido a trabajadores sociales de Mali y Senegal y en mayo de 2023 lo harán las Cáritas de Barcelona y Girona.

El pasado mes de enero, tres técnicos de Cáritas de Barcelona, Sevilla y Girona tuvimos la oportunidad de participar durante dossemanas en una inmersión en Senegal, concretamente en las ciudades de Dakar, Ziguinchor y Kolda. Juntamente con otros educadores y trabajadores sociales de Mali, Francia e Italia, conocimos de primera mano el contexto socioeconómico del país, la realidad de la protección a la infancia y el trabajo social y de acompañamiento que se realiza desde diferentes entidades y desde la administración. En definitiva, pudimos tener una visión global y comprender la realidad y las dificultades de estos jóvenes, así como la de sus familias.

 Durante el viaje tuvimos la oportunidad de:

  • Charlar con chicas y chicos atendidos en diferentes proyectos educativos donde reciben una educación básica y acompañan para que no tengan que trabajar en la economía informal siendo aún muy pequeños.
  • Conocer a personas que han fracasado en su proceso migratorio y se han acogido a un retorno voluntario a su país, frente al miedo de ser repudiados o arrinconados por sus propias familias y comunidades.
  • Conversar con personas refugiadas y migrantes de otros países africanos que se encuentran atrapadas en Senegal, malviviendo en la gran capital, sin trabajo ni hogar estable, sin oportunidades para continuar el viaje ni asentarse en el país.
  • Participar en grupos de discusión con jóvenes sobre las realidades y consecuencias de la migración clandestina, sobre el llamado “sueño europeo” y sobre las ilusiones y expectativas de su vida en clave de futuro.
  • Intercambiar experiencias de intervención con trabajadores sociales senegaleses que día a día acompañan a niños y niñas y sus familias para que tengan mejores oportunidades de futuro en su propio país.
  • Visitar domicilios de familias sin muchos recursos que acogen a menores de otros familiares en sus casas.
  • Ir a pequeños talleres donde jefes y encargados se implican en un proyecto de empleabilidad para formarse en derechos de la infancia y tener un apoyo para dar una mejor formación ocupacional a jóvenes aprendices, rompiendo maneras de hacer muy arraigadas.
  • Debatir con educadores sociales que hace años trabajan para mejorar la salud y la vida cotidiana de los niños y niñas que viven en las calles.
  • Conversar con un juez que, aun con criterio de justicia social y voluntad, no dispone de los recursos y medios necesarios para garantizar procesos de reinserción, de recuperación ni de protección a la infancia en la región.
  • Entender la importancia que tiene la medicina tradicional, la cultura y las prácticas de cada región en el acompañamiento psicosocial y el bienestar físico y emocional.

La inmersión nos ha permitido conocer las diferencias que hay entre Senegal y España. Diferencias culturales, sociales, demográficas, económicas, de valores, de condiciones de vida o de oportunidades de futuro para los jóvenes. En el campo de la intervención social, hemos conocido las carencias y debilidades del sistema de protección a la infancia y las dificultades para garantizar los derechos de los niños.

Otros aprendizajes adquiridos tienen que ver con los valores a los que damos realmente importancia y que marcan actitudes y comportamientos concretos, como puede ser el valor a la familia y el respeto a los mayores o el valor de la solidaridad y el compartir.

Hemos podido experimentar cuestiones que ya conocíamos por el testimonio de participantes en nuestros proyectos o por la experiencia en el acompañamiento, la formación adquirida y la reflexión continua, pero el contacto con la realidad nos ha hecho entender mucho mejor no solo el contexto, sino también muchos de los comportamientos, reacciones, actitudes de los jóvenes, así como el esfuerzo que debe suponer adaptarse a la realidad con la que se encuentran al llegar a Europa.

En los encuentros con jóvenes hemos apreciado la tesitura que significa el deseo de migrar que tienen muchos de ellos, con el de permanecer en su país, junto a sus familias. En ambos casos, la finalidad es la misma: poder ayudar a mejorar la vida de la familia.

El viaje ha supuesto un cuestionamiento constante, desde un punto de vista personal, como profesional. Son muchas las preguntas y cuestionamientos que surgen sobre el modelo de acompañamiento o intervención con los chicos:

  • ¿Qué peso le damos a conocer el origen de los chicos, sus contextos vitales, familiares, culturales, creencias, estudios, aprendizajes, formaciones previas, experiencias laborales o competencias propias? ¿Cómo hacer para no partir de cero, a pesar de que muchos aprendizajes y estudios no se pueden homologar en Europa?
  • ¿Cómo incorporar el concepto “futuro” cuando vienen de contextos donde la realidad y la necesidad te obliga a pensar solo en el presente más inmediato?
  • ¿Qué acciones, tanto individuales como colectivas, tenemos que continuar promoviendo para evitar que niños quieran realizar un proceso migratorio tan doloroso y costoso a nivel personal?
  • ¿Debemos promover acciones que eviten estos procesos migratorios o incentivar proyectos para garantizar vidas dignas y plenas en cualquier parte del mundo sin poner la vida en riesgo para ello?
  • ¿Damos importancia a la región o al país de procedencia de los chicos?, ¿Qué conocemos de su región, de sus hábitos y costumbres?, ¿Y de su familia?

Todas estas preguntas no son fáciles de abordar, pero debemos ponerlas sobre la mesa a la hora de plantearnos el tipo de acogida y acompañamiento que queremos llevar a cabo desde nuestros proyectos, para saber si están realmente bien diseñados para dar respuesta a sus necesidades, desde una mirada de atención centrada en la persona, como marca nuestro propio modelo de acción social.

 

El cuestionamiento nos hace crecer, por eso estamos muy agradecidos por haber podido tener esta experiencia de intercambio. Comprobamos, una vez más, la importancia de la dimensión universal que debemos dar a nuestro trabajo en Cáritas. Tuvimos la oportunidad de visitar Cáritas Dakar, y comprobamos in situ, la necesaria comunicación y acompañamiento que las Cáritas nos debemos prestar unas a otras, en el marco de la cooperación fraterna.

Tras la inmersión en Senegal, llegamos a la conclusión que haber participado en este viaje ha sido una experiencia vital que seguramente nos marcará para siempre. A través de la Pasarela, hemos tenido el privilegio de compartir con profesionales de ambos continentes (Europa y África del Oeste) y convivir con una realidad que solo conocíamos de oídas. Por eso venimos más motivados, ilusionados y convencidos de la apuesta que Cáritas debe seguir haciendo en el acompañamiento de estos jóvenes y de la defensa de la garantía del derecho humano básico a migrar y buscar un futuro mejor.