Archivo de noticias • 08/10/20
Comprometidos a ‘movernos’ por el empleo decente
Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, conmemorada el 7 de octubre, la Acción Conjunta contra el Paro (ACCP) celebró una vigilia de oración en la Parroquia de la Resurrección del Señor.
Archivo de noticias • 08/10/20
Comprometidos a ‘movernos’ por el empleo decente
Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, conmemorada el 7 de octubre, la Acción Conjunta contra el Paro (ACCP) celebró una vigilia de oración en la Parroquia de la Resurrección del Señor.
Haciendo propio el lema de este año, ‘Nos ponemos en marcha por el trabajo decente’, el acto comenzó con una breve monición de entrada en la que puso en ambiente a las cerca de 60 personas asistentes. “Esta vigilia se realiza en medio de la cruda situación que ha generado la pandemia del COVID19, que ha expuesto sin piedad los profundos fallos de nuestros mercados laborales y ha incrementado las condiciones de pobreza y desigualdad”, comenzaba, para hacer ver que “a menudo, las primeras personas en quedarse sin trabajo son aquellas cuyo empleo ya era precario: vendedores y vendedoras, camareros y camareras, personal de cocina, de limpieza o las que ayudan con el equipaje, afectando de una forma dramática y especial a las mujeres y a la juventud”.
En este sentido, se recordaron las palabras del Papa Francisco, que invita a acercarnos con afecto y compasión al sufrimiento y sacrificio de tanta gente, al compromiso de “eliminar las desigualdades, de reparar la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad… para prepararse para un cambio fundamental en el mundo post COVID19”.
Salvador Diánez, delegado diocesano de Migraciones y encargado de la vigilia, tomó la palabra antes de dar paso a una serie de testimonios reales de personas que se encuentran en situación de precariedad laboral. “a poco que echemos la vista a la situación que estamos viviendo, es fácil descubrir las múltiples deficiencias existentes en casi todos los ámbitos de la vida, la sanidad –desbordada por la pandemia-, la política –crispada y que parece imposible aunar fuerzas para el fin primero de su actividad, el bien común-, la economía –deshumanizada que se sustenta en el bien de una minoría, donde unos pocos ricos lo son cada vez más y una multitud cada vez es más empobrecida- y cómo no, en el ámbito laboral repleto de carencias y abusos donde la precariedad está asumida como algo normal”.
Fueron cuatro los testimonios que se pudieron escuchar, de Triana, Paqui, José María y Pedro, que con valentía quisieron compartir su experiencia personal. En ellos, se pudo ver cómo la precariedad laboral estaba presente, con cotizaciones que no corresponden a jornadas de trabajo reales, cuando era el caso que cotizaban, donde las medidas de seguridad y sanitarias por el COVID19 no eran en todos los casos las adecuadas… pero a pesar de eso daban las gracias por tener lo que tenían y se mostraban confiados en que la situación cambiaría para poder ofrecerle las mejores condiciones a sus respectivas familias.
Con la emoción en el ambiente, fue el momento de reflexionar con una serie de preguntas que se lanzaron para las personas presentes: ¿Conozco situaciones de precariedad laboral? ¿Qué puedo hacer? Al igual que el #COVID19, ¿qué otros 'virus' nos afectan para tener un trabajo decente?
Las palabras del Evangelio sirvieron para profundizar sobre esto. Para sanar y liberar hay que acercarse y acoger a la persona con toda la complejidad y sufrimiento de su situación, poner en marcha procesos, acompañar desde la comunidad e integrar socialmente para que la persona que lo pasa mal pueda tomar las riendas de su propia vida y se sienta útil y capaz. “Es más fácil condenar, culpabilizar, dar por perdido, desentenderse, excluir, ignorar… la Buena Noticia es el amor, el que libera, sana, protege, cuida, capacita, reconoce, incluye”, destacó Diánez.
Para finalizar, se leyeron una serie de intenciones para contribuir al trabajo decente:
- Denunciar la falta de trabajo decente para todas las personas en nuestra sociedad, a demandar la creación de trabajo decente, clave para el desarrollo humano, integral y solidario.
- Poner fin a la pobreza y el hambre en todas sus formas y dimensiones, y a velar porque todos los seres humanos puedan realizar su potencial con dignidad e igualdad y en un medio ambiente saludable.
- Proteger el planeta de la degradación mediante el consumo y la producción sostenibles, la gestión sostenible de recursos naturales y medidas urgentes para hacer frente al cambio climático, de manera que la tierra pueda satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras.
- Velar porque todos los seres humanos puedan disfrutar de una vida próspera y plena, y porque el progreso económico, social y tecnológico se produzca en armonía con la naturaleza.
- Propiciar sociedades pacíficas, justas e inclusivas que estén libres de temores y violencia. No puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible.
- Trabajar por un salario universal que reconozca y dignifique las existencias de las personas más excluidas; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ninguna persona trabajadora sin derechos.
Con una foto de familia final, en la que los asistentes mostraban su dorsal para demostrar que se ‘movían’ por el trabajo decente, y respetando la distancia y las medidas de seguridad pertinentes, concluyó la vigilia de la que salieron compromisos y ganas de seguir trabajando por las personas que más lo necesitan y las que tienen un empleo cuyas condiciones no son las mejores.
#NosMovemosPorElTrabajoDecente
#AccionContraElParo