Gobierno y dirección
episcopal
Delegado episcopal
Delegado diocesano de Migraciones
Párroco de Nuestro Padre Jesús y San Sebastián de Lora del Río.
general
Erigida canónicamente en 1955, realiza su misión formando las conciencias a la luz de la moral católica, ejerciendo la denuncia profética frente a las situaciones de injusticia, fomentando la práctica de las obras de misericordia y la comunicación cristiana de bienes frente a las situaciones de necesidad y desigualdad, y ayudando a la promoción humana y al desarrollo integral de las personas.
Cáritas Diocesana de Sevilla es miembro de Cáritas Regional de Andalucía y de Cáritas Española.
de euros invertidos en los diversos servicios y proyectos de acción social, sensibilización, voluntariado...
Erigida canónicamente en 1955, realiza su misión formando las conciencias a la luz de la moral católica, ejerciendo la denuncia profética frente a las situaciones de injusticia, fomentando la práctica de las obras de misericordia y la comunicación cristiana de bienes frente a las situaciones de necesidad y desigualdad, y ayudando a la promoción humana y al desarrollo integral de las personas.
Cáritas Diocesana de Sevilla es miembro de Cáritas Regional de Andalucía y de Cáritas Española.>
de euros invertidos en los diversos servicios y proyectos de acción social, sensibilización, voluntariado...
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En continuidad con los mismos, el 23 de abril de 1955, Don José María Bueno Monreal firma el decreto de erección canónica de Cáritas Diocesana de Sevilla, mediante el que la pastoral diocesana de la caridad queda integrada en las grandes líneas de planificación de la Acción Católica Española.
La nueva Cáritas Diocesana de Sevilla contempla entre otras atribuciones la gestión de la Ayuda Social Americana, patrocinada por los Estados Unidos y Catholic Relief Services entre 1954 y 1968. La integración efectiva de la red de distribución de la ayuda americana en Cáritas Diocesana de Sevilla se producirá en 1962.
La década se abre, de este modo, a la institucionalización de Cáritas Diocesana de Sevilla, bajo un clima creciente de reconocimiento social y eclesial. Durante estos años, Cáritas Diocesana establece y desarrolla la estructura organizativa; configura su labor asistencial y las "misiones de promoción colectiva" (infancia, juventud, personas mayores, personas discapacitadas, formación profesional...); organiza los primeros medios permanentes de captación y distribución de recursos; promueve la acción comunicativa y la presencia social; colabora en campañas de solidaridad interdiocesana e internacional; y emprende acciones de gran envergadura en la respuesta a emergencias sociales, entre las que destacará la construcción de las viviendas-refugio de Charco Redondo en 1966.
Esta apertura cristaliza durante los años ochenta, bajo el impulso del nuevo episcopado de Don Carlos Amigo Vallejo, en el arranque de un gran proceso de renovación institucional y organizativa. La participación de los colaboradores a través de las asambleas, el ensanchamiento de la implantación territorial, la articulación de la representación de los territorios en los órganos directivos o las primeras acciones formativas orientadas al acompañamiento del voluntariado se anticipan ya durante estos años y se consolidan tras la reforma estatutaria de 1987. También la acción social de corte asistencial y promocional se abre ahora a las narrativas teológicas y pastorales del profetismo y la caridad política, la demanda de justicia social y la defensa de los derechos sociales.
Como signo de la profunda transformación social, durante los años ochenta se establecen los primeros programas de colaboración para la acogida de personas inmigrantes.
A la profunda renovación metodológica de la acción social de base, alentada por los primeros equipos territoriales de trabajo social durante los primeros compases de la década, se suma la organización de los nuevos programas sectoriales: mujeres, mayores, infancia, ayuda a domicilio, inserción laboral y formación profesional desde 1990; grave exclusión, VIH/SIDA y salud mental desde 1994; formación básica del voluntariado desde 1992, con la celebración de la primera Escuela de Otoño en 1996. Así también las colaboraciones institucionales: con Sevilla Acoge y otras organizaciones sociales especializadas en el ámbito de la acogida de inmigrantes; en la creación del Proyecto Hombre, en el ámbito de la atención a las drogodependencias; o en la creación de la Fundación Cardenal Spínola de Lucha contra el Paro, primer gran fruto de la colaboración pastoral entre Cáritas Diocesana, los movimientos apostólicos, las hermandades y
Como culminación de la década, la archidiócesis celebra en octubre de 1998 el Congreso Diocesano de Caridad y Pobreza.
Desde 2008, bajo el nuevo episcopado de Don Juan José Asenjo Pelegrina, el desencadenamiento de la crisis económica determina la labor de Cáritas Diocesana, duramente repercutida por el desmesurado y dramático incremento de la presión asistencial. Sin embargo, por sobre las dificultades experimentadas durante este período, la institución se constituye también en receptora de un importante flujo de reconocimiento y solidaridad eclesial y social, a cuyo favor conseguirá la implantanción en la práctica totalidad de la diócesis y un importante incremento y rejuvenecimiento de las bases sociales. El cuidado de la identidad y el encuadramiento eclesial, auspiciado bajo un clima de gran reconocimiento y respaldo pastoral a la labor de la institución, constituyen asimismo rasgos definidos de la etapa.
Erigida canónicamente en 1955, realiza su misión formando las conciencias a la luz de la moral católica, ejerciendo la denuncia profética frente a las situaciones de injusticia, fomentando la práctica de las obras de misericordia y la comunicación cristiana de bienes frente a las situaciones de necesidad y desigualdad, y ayudando a la promoción humana y al desarrollo integral de las personas.
Cáritas Diocesana de Sevilla es miembro de Cáritas Regional de Andalucía y de Cáritas Española.
de euros invertidos en los diversos servicios y proyectos de acción social, sensibilización, voluntariado...
Erigida canónicamente en 1955, realiza su misión formando las conciencias a la luz de la moral católica, ejerciendo la denuncia profética frente a las situaciones de injusticia, fomentando la práctica de las obras de misericordia y la comunicación cristiana de bienes frente a las situaciones de necesidad y desigualdad, y ayudando a la promoción humana y al desarrollo integral de las personas.
Cáritas Diocesana de Sevilla es miembro de Cáritas Regional de Andalucía y de Cáritas Española.>
de euros invertidos en los diversos servicios y proyectos de acción social, sensibilización, voluntariado...
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En continuidad con los mismos, el 23 de abril de 1955, Don José María Bueno Monreal firma el decreto de erección canónica de Cáritas Diocesana de Sevilla, mediante el que la pastoral diocesana de la caridad queda integrada en las grandes líneas de planificación de la Acción Católica Española.
La nueva Cáritas Diocesana de Sevilla contempla entre otras atribuciones la gestión de la Ayuda Social Americana, patrocinada por los Estados Unidos y Catholic Relief Services entre 1954 y 1968. La integración efectiva de la red de distribución de la ayuda americana en Cáritas Diocesana de Sevilla se producirá en 1962.
La década se abre, de este modo, a la institucionalización de Cáritas Diocesana de Sevilla, bajo un clima creciente de reconocimiento social y eclesial. Durante estos años, Cáritas Diocesana establece y desarrolla la estructura organizativa; configura su labor asistencial y las "misiones de promoción colectiva" (infancia, juventud, personas mayores, personas discapacitadas, formación profesional...); organiza los primeros medios permanentes de captación y distribución de recursos; promueve la acción comunicativa y la presencia social; colabora en campañas de solidaridad interdiocesana e internacional; y emprende acciones de gran envergadura en la respuesta a emergencias sociales, entre las que destacará la construcción de las viviendas-refugio de Charco Redondo en 1966.
Esta apertura cristaliza durante los años ochenta, bajo el impulso del nuevo episcopado de Don Carlos Amigo Vallejo, en el arranque de un gran proceso de renovación institucional y organizativa. La participación de los colaboradores a través de las asambleas, el ensanchamiento de la implantación territorial, la articulación de la representación de los territorios en los órganos directivos o las primeras acciones formativas orientadas al acompañamiento del voluntariado se anticipan ya durante estos años y se consolidan tras la reforma estatutaria de 1987. También la acción social de corte asistencial y promocional se abre ahora a las narrativas teológicas y pastorales del profetismo y la caridad política, la demanda de justicia social y la defensa de los derechos sociales.
Como signo de la profunda transformación social, durante los años ochenta se establecen los primeros programas de colaboración para la acogida de personas inmigrantes.
A la profunda renovación metodológica de la acción social de base, alentada por los primeros equipos territoriales de trabajo social durante los primeros compases de la década, se suma la organización de los nuevos programas sectoriales: mujeres, mayores, infancia, ayuda a domicilio, inserción laboral y formación profesional desde 1990; grave exclusión, VIH/SIDA y salud mental desde 1994; formación básica del voluntariado desde 1992, con la celebración de la primera Escuela de Otoño en 1996. Así también las colaboraciones institucionales: con Sevilla Acoge y otras organizaciones sociales especializadas en el ámbito de la acogida de inmigrantes; en la creación del Proyecto Hombre, en el ámbito de la atención a las drogodependencias; o en la creación de la Fundación Cardenal Spínola de Lucha contra el Paro, primer gran fruto de la colaboración pastoral entre Cáritas Diocesana, los movimientos apostólicos, las hermandades y
Como culminación de la década, la archidiócesis celebra en octubre de 1998 el Congreso Diocesano de Caridad y Pobreza.
Desde 2008, bajo el nuevo episcopado de Don Juan José Asenjo Pelegrina, el desencadenamiento de la crisis económica determina la labor de Cáritas Diocesana, duramente repercutida por el desmesurado y dramático incremento de la presión asistencial. Sin embargo, por sobre las dificultades experimentadas durante este período, la institución se constituye también en receptora de un importante flujo de reconocimiento y solidaridad eclesial y social, a cuyo favor conseguirá la implantanción en la práctica totalidad de la diócesis y un importante incremento y rejuvenecimiento de las bases sociales. El cuidado de la identidad y el encuadramiento eclesial, auspiciado bajo un clima de gran reconocimiento y respaldo pastoral a la labor de la institución, constituyen asimismo rasgos definidos de la etapa.
En continuidad con los mismos, el 23 de abril de 1955, Don José María Bueno Monreal firma el decreto de erección canónica de Cáritas Diocesana de Sevilla, mediante el que la pastoral diocesana de la caridad queda integrada en las grandes líneas de planificación de la Acción Católica Española.
La nueva Cáritas Diocesana de Sevilla contempla entre otras atribuciones la gestión de la Ayuda Social Americana, patrocinada por los Estados Unidos y Catholic Relief Services entre 1954 y 1968. La integración efectiva de la red de distribución de la ayuda americana en Cáritas Diocesana de Sevilla se producirá en 1962.
La década se abre, de este modo, a la institucionalización de Cáritas Diocesana de Sevilla, bajo un clima creciente de reconocimiento social y eclesial. Durante estos años, Cáritas Diocesana establece y desarrolla la estructura organizativa; configura su labor asistencial y las "misiones de promoción colectiva" (infancia, juventud, personas mayores, personas discapacitadas, formación profesional...); organiza los primeros medios permanentes de captación y distribución de recursos; promueve la acción comunicativa y la presencia social; colabora en campañas de solidaridad interdiocesana e internacional; y emprende acciones de gran envergadura en la respuesta a emergencias sociales, entre las que destacará la construcción de las viviendas-refugio de Charco Redondo en 1966.
Esta apertura cristaliza durante los años ochenta, bajo el impulso del nuevo episcopado de Don Carlos Amigo Vallejo, en el arranque de un gran proceso de renovación institucional y organizativa. La participación de los colaboradores a través de las asambleas, el ensanchamiento de la implantación territorial, la articulación de la representación de los territorios en los órganos directivos o las primeras acciones formativas orientadas al acompañamiento del voluntariado se anticipan ya durante estos años y se consolidan tras la reforma estatutaria de 1987. También la acción social de corte asistencial y promocional se abre ahora a las narrativas teológicas y pastorales del profetismo y la caridad política, la demanda de justicia social y la defensa de los derechos sociales.
Como signo de la profunda transformación social, durante los años ochenta se establecen los primeros programas de colaboración para la acogida de personas inmigrantes.
A la profunda renovación metodológica de la acción social de base, alentada por los primeros equipos territoriales de trabajo social durante los primeros compases de la década, se suma la organización de los nuevos programas sectoriales: mujeres, mayores, infancia, ayuda a domicilio, inserción laboral y formación profesional desde 1990; grave exclusión, VIH/SIDA y salud mental desde 1994; formación básica del voluntariado desde 1992, con la celebración de la primera Escuela de Otoño en 1996. Así también las colaboraciones institucionales: con Sevilla Acoge y otras organizaciones sociales especializadas en el ámbito de la acogida de inmigrantes; en la creación del Proyecto Hombre, en el ámbito de la atención a las drogodependencias; o en la creación de la Fundación Cardenal Spínola de Lucha contra el Paro, primer gran fruto de la colaboración pastoral entre Cáritas Diocesana, los movimientos apostólicos, las hermandades y las organizaciones eclesiales.
Como culminación de la década, la archidiócesis celebra en octubre de 1998 el Congreso Diocesano de Caridad y Pobreza.
Desde 2008, bajo el nuevo episcopado de Don Juan José Asenjo Pelegrina, el desencadenamiento de la crisis económica determina la labor de Cáritas Diocesana, duramente repercutida por el desmesurado y dramático incremento de la presión asistencial. Sin embargo, por sobre las dificultades experimentadas durante este período, la institución se constituye también en receptora de un importante flujo de reconocimiento y solidaridad eclesial y social, a cuyo favor conseguirá la implantanción en la práctica totalidad de la diócesis y un importante incremento y rejuvenecimiento de las bases sociales. El cuidado de la identidad y el encuadramiento eclesial, auspiciado bajo un clima de gran reconocimiento y respaldo pastoral a la labor de la institución, constituyen asimismo rasgos definidos de la etapa.