¿Qué es lo que ha ocurrido en Burundi, aparentemente el país más estable de la región, para que haya estallado un conflicto así?
Pues que el presidente de la nación, Pierre Nkurunzizaes, intentó mantenerse en el poder, anunciando su candidatura a las presidenciales que se van a celebrar ahora para conseguir un tercer mandato. Y lo hizo a pesar de que la Constitución lo prohíbe y va contra los acuerdos de Paz de Arusha. Por eso, la población ha protestado y organizado manifestaciones.
Pero esta candidatura de Nkurunzizaes es la gota que ha colmado el vaso, porque son muchas las cosas que estaban pasando ya en Burundi desde hace años.
¿La crisis de Burundi es política o étnica?
El Gobierno está usando la etnia con un objetivo electoral. Pero la razón de la crisis no son diferencias étnicas, no es causada por problemas entre hutus y tutsis, sino por manipulación política. Hemos tenido un Gobierno dictatorial, que ha generado un clima de dominio y miedo entre la población, a través de las milicias a las que ha armado, las detenciones ilegales, el autogolpe de Estado… Muchos opositores han estado fuera del país hasta 2014, cuando han vuelto para las elecciones.
Además, hay mucha corrupción, paro y pobreza. Eso también lleva a la población a movilizarse. Para que ustedes se hagan una idea de la situación económica del país, el 52 por ciento del presupuesto total de Burundi es aportado por donaciones de países occidentales. Y a la vez, hay gente en el entorno del poder que está ganando mucho dinero y quiere proteger sus intereses económicos.
¿Cómo es la situación humanitaria actual en el país?
Los cambios de fecha de las elecciones están aumentando la tensión, que a su vez, están provocando el desplazamiento de cientos de miles de personas. Ya son más de 150.000 los refugiados que han huido a países vecinos, principalmente a Ruanda y Tanzania. En algunos campos de refugiados de este país han aparecido casos de cólera.
¿Cuáles son las necesidades más urgentes de la población?
Sobre todo alimentos, agua y atención sanitaria. La crisis política está teniendo un impacto muy fuerte en actividades productivas como la agricultura y en el comercio, por lo que ha empeorado mucho la inseguridad alimentaria que ya existía en el país. Además, en la zona fronteriza con Tanzania están apareciendo casos de cólera entre los refugiados que han vuelto a Burundi desde los atestados campos de refugiados tanzanos. Para atenderles, en la frontera se ha montado un centro sanitario para afectados por el cólera. Estas personas que están en tierra de nadie, a la espera de retornar a Tanzania, también necesitan alimentos, agua y un sitio donde refugiarse.
Información facilitada por Cáritas Española