Dentro de esa llamada que Cáritas lanza a realizar «gestos gratuitos que ayuden y mejoren la vida de otras personas hacer la vida más plena y feliz para todos», se propone también llevar esa opción por la sencillez a nuestros hábitos de consumo en Navidad, con objeto de evitar esa cultura del despilfarro inconsciente, que beneficia mayoritariamente a grandes empresas e intermediarios, y podamos optar por alternativas como el comercio justo y el denominado «comercio de proximidad» que llevan a cabo las tiendas de barrio.
Este es, precisamente, el objetivo de la campaña «Estas navidades, quédate en el barrio y compra lo justo» que ha lanzado la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, a la que pertenece Cáritas, para promover la compra en tiendas de barrio tanto productos de comercio justo como productos locales. Con esta iniciativa se trata de impulsar el pequeño comercio, fuertemente perjudicado por la pandemia.
Un modelo de consumo alternativo
En un año difícil marcado por el impacto de la pandemia, que amenaza con el cierre masivo de pequeñas empresas, el comercio de barrio centra sus esperanzas en las ventas navideñas para salvar el ejercicio anual.
La tendencia generalizada, sin embargo, es la de comprar en las grandes superficies o a través de plataformas online, que se ha disparado hasta más de 75% con relación a la venta física, lo que supone un grave perjuicio al pequeño comercio y a las tiendas de comercio justo, agravado durante la pandemia.
Además, los estímulos para el consumo compulsivo son cada vez más poderosos. Ni siquiera el impacto del coronavirus ha logrado tumbar iniciativas como el «Black Friday», de reciente implantación en nuestro país, y que supone el disparo de salida hacia las compras de Navidad, marcadas por el despilfarro a veces compulsivo. Y todo ello a costa del pequeño comercio.
Ante este modelo de consumo, Cáritas propone una fórmula alternativa, basada en hacerlo de manera responsable, adquiriendo solo lo que necesitas, informándose de la procedencia de los alimentos y otros productos, y de las condiciones en las que trabajan las personas productoras dentro y fuera nuestro país. Se trata de participar de un comercio que ha garantizado la seguridad, el pago justo, el acompañamiento a los productores y productoras de otros países desfavorecidos durante la crisis de la COVID-19, cuando los demás cancelaban sus pedidos, y es apoyar la supervivencia de la economía y la vida de nuestros vecinos, de nuestros propios barrios.
La pandemia obligó a paralizar, desde marzo hasta mayo de este año, la actividad de la Red de Comercio Justo de Cáritas. Tras el confinamiento, en el mes de mayo y coincidiendo con la celebración virtual del Día Mundial del Comercio Justo, comenzó la reapertura gradual de las tiendas y su actividad, aunque con muchas limitaciones a causa de la persistencia del virus.
Sobran los motivos esta Navidad para optar por un comercio de proximidad y una forma de consumir que garantice la sostenibilidad de los pequeños productores y cooperativas y los empresarios autónomos de nuestros barrios, que promueva el respeto de los derechos humanos y la protección del medioambiente. Un comercio justo que es más necesario que nunca.